Obras de Fernando Botero
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Colombiana y
universal, aparentemente ingenua y profundamente analítica, la obra del
colombiano Fernando Botero ha merecido un reconocimiento unánime. Artista de
formación autodidacta, en su pintura se pueden rastrear las influencias de su
etapa florentina, especialmente en el recurso a modelos de inspiración
renacentista (le influye la obra de Ucello y de Piero della Francesca). Mucho
más acorde con su carácter y sus raíces, hay también en su obra una fuerte
presencia de la pintura colonial y popular de la Colombia del siglo XIX, además
de la influencia de la escuela muralista. En el esmero preciosista de su
técnica pictórica se encuentra la presencia de los grandes pintores del barroco
español y la fuerte personalidad de Goya.
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"La corrida recoge
toda la experiencia global del Botero pintor; es un universo particular en el
que sin mayor esfuerzo podrían reconocerse resonancias de todos los universos
particulares que ya ha creado Botero: el universo particular del poder con sus
familias presidenciales y sus generales, el universo particular de la gracia y
el pecado con sus episodios de santos, obispos, demonios y casas de citas; el
universo particular colombiano con sus bodegones y paisajes y festejos
nacionales; el universo particular del arte, del cual se nutre constantemente y
al cual se refiere una y otra vez en toda su obra".
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La Mona Lisa, esta mujer de sonrisa y mirada
enigmáticas, es el retrato de Lisa Gherardini, nacida en Florencia en mayo de
1479 y esposa de Francesco del Giocondo, un rico comerciante de seda. El retrato
fue pintado cuando ella tenía veinticuatro años, entre 1503 y 1506. Los rasgos
que han sido comúnmente considerados más llamativos en esta pintura son los
ojos y la sonrisa de la mujer: su mirada es capaz de posarse en todos los ojos,
mientras su misteriosa sonrisa refleja tristeza y la felicidad al mismo tiempo.
Así mismo, su figura contrasta con un fondo de paisaje vaporoso en el que se ve
a lo lejos el lecho de un río. Fernando Botero reinterpreta esta obra 474 años
después de que Leonardo da Vinci la pintara. A partir de 1959, Botero había
elaborado varias versiones del tema en distintos formatos y técnicas. En el modelo
de Botero la protagonista es infantilizada y la forma es ensanchada hasta
llevarla a los extremos del lienzo para exacerbar su monumentalidad. La desproporción
del cuerpo se evidencia en el tamaño de la cara respecto a los ojos, nariz y
boca, y el de la cabeza respecto de las manos. Por otra parte, esta obra que
recrea La Mona Lisa nos remite igualmente a las vanguardias artísticas de principio
del siglo XX que Botero conoció de primera mano en París. Debido a su
importancia y su fama como icono de la pintura europea y del arte tradicional,
La Gioconda ha sido blanco de tiro para muchos artistas cuando se trata de
cuestionar los supuestos del arte, su mercado, o sus formas de reproducción y
trasfondos simbólicos.
· Bailarines de Tango
Como todos sabemos, la característica fundamental del arte de Fernando Botero es la obesidad de todas sus figuras. Esta obra, llamada Bailarines Argentinos no es ninguna excepción. Es un óleo sobre tela que mide 185 x 122 cm. Muestra una pareja voluptuosa bailando tango pagaditos, con los ojos apasionadamente cerrados. El rojo del vestido concuerda bien con la pasión del baile e igualmente la camisa y la corbata del hombre. El negro puede connotar su seriedad y también la elegancia, no del sitio en donde están, sino la del baile.
Botero ha sido una persona que siempre ha querido verle un sentido diferente a lo que ve y lo que plasma en sus pinturas. En este caso quiere exagerar el erotismo que provoca la danza del Tango en Argentina. Asimismo quiere entrever, que a partir del año 2000, en el Festival Buenos Aires Tango, en el Centro Cultural Recoleta -Patio del Aljibe-, el día 11 de diciembre, hizo su presentación su gran amiga y cantante y compositora de Tango para Chicos, Graciela Pesce. Lo que se conoce de ella a través de Fernando Botero es que esta mujer inauguró "un estilo inédito en el género del Tango", Y lo que Botero quiere representar en esta obra es la inmortalidad del tango. Pensaría entonces con los objetos que hay alrededor de la pareja, que este baile es un vicio que no muere (colillas de cigarrillos, vino y sexo).
Como todos sabemos, la característica fundamental del arte de Fernando Botero es la obesidad de todas sus figuras. Esta obra, llamada Bailarines Argentinos no es ninguna excepción. Es un óleo sobre tela que mide 185 x 122 cm. Muestra una pareja voluptuosa bailando tango pagaditos, con los ojos apasionadamente cerrados. El rojo del vestido concuerda bien con la pasión del baile e igualmente la camisa y la corbata del hombre. El negro puede connotar su seriedad y también la elegancia, no del sitio en donde están, sino la del baile.
Botero ha sido una persona que siempre ha querido verle un sentido diferente a lo que ve y lo que plasma en sus pinturas. En este caso quiere exagerar el erotismo que provoca la danza del Tango en Argentina. Asimismo quiere entrever, que a partir del año 2000, en el Festival Buenos Aires Tango, en el Centro Cultural Recoleta -Patio del Aljibe-, el día 11 de diciembre, hizo su presentación su gran amiga y cantante y compositora de Tango para Chicos, Graciela Pesce. Lo que se conoce de ella a través de Fernando Botero es que esta mujer inauguró "un estilo inédito en el género del Tango", Y lo que Botero quiere representar en esta obra es la inmortalidad del tango. Pensaría entonces con los objetos que hay alrededor de la pareja, que este baile es un vicio que no muere (colillas de cigarrillos, vino y sexo).
“Maternidad” es una obra de Fernando
Botero realizada
en 1996.Está ubicada en la Plaza Escandalera (Oviedo). Corresponde a la última etapa de Botero, en la que se inclina por las piezas de gran tamaño (2,46 metros de altura y 800 kilos de peso), de bronce bien pulimentado, sin aristas ni rectas. La pieza representa a una madre y su hijo,diseñados
siguiendo la tendencia boteriana de la gordura desproporcionada
·
a La familia: la sencillez
y el aspecto “común” de la familia allí expuesta, es justamente, la esencia y
el fin u objetivo de la pintura, como tal.
A principios del
2003 se sucedieron numerosos casos de abuso y tortura de prisioneros
encarcelados en la prisión de Abu Ghraib en Iraq por el personal de la Brigada
372 de la Policía Militar de los EUA, agentes de la CIA de los EUA y
contratistas involucrados en la ocupación de Iraq. La investigación criminal
realizada por el ejército de los Estados Unidos se inició en enero del 2004 y
los informes que le siguieron, así como también las fotografías mostrando
personal militar estadounidense abusando de prisioneros causó un gran revuelo
mundial cuando en abril, el programa 60 minutos de la CBS y un artículo de
Seymur M. Hersh en la revista The New Yorker destapó las historia." Botero ha asegurado que realizó los cuadros para "sacarse la
rabia" ante una conducta "inaceptable" del Gobierno estadounidense.
El artista
colombiano ha insistido en reiteradas ocasiones en que su muestra es apolítica
y que sólo busca "sacarse la rabia" tras leer sobre las torturas
cometidas en Abu Ghraib por soldados estadounidenses. Una vez completada la
obra, "la rabia como que desapareció porque ya había dicho lo que tenía
que decir", ha explicado.






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